Esta carrera nos la recomendaron algunos compañeros del club y vamos a tener que agradecérselo. La salida se daba en Cuevas del Valle y subía por la Calzada Romana hasta el Puerto del Pico. Se salvaban casi 700 m de desnivel a lo largo de 4 km y 400 m de un precioso valle de la cuenca del Tietar, en la zona sur de la sierra de Gredos.
Hasta allí nos desplazamos 16 corredores del club, José Javier, Iván, tres de nuestros Pedros (Gracia, Rosado y Rodríguez) Álvaro, Pablo, Clemente, María José, Paco, Paloma, Dani, Mónica, Alicia, Alfonso y el que escribe. Nos acompañaron las mejores “azafatas de la montaña” (Concha y Marta) esta vez acompañadas por María, la mujer de Alfonso y una amiga. También anduvieron por allí dos buenos amigos que ya se han apuntado otras veces a nuestras actividades, Paloma García y Chinoto; y Belén que se pasó por allí a animarnos después de coronar por la mañana el Almanzor.
Más o menos sobre las 18h estábamos ya todos en la Plaza de Cuevas del Valle, con nuestros dorsales y nuestros cuerpos serranos. Besos, saludos, buenos deseos, un poco de calentamiento y ya estamos en el arco de salida dispuestos a darlo todo. Nos ponemos en las primeras filas como los buenos, al lado de un etiope al que nos dan ganas de darle un bocadillo (luego ganó la prueba) y de los dos chicos que quedaron 2º y primero el año pasado. Por ahí andaba también la chica que ganó el año pasado (que repitió este año)
A eso de las 19h dan la salida y como si nos hubieran puesto un petardo en el culo, salimos todos como alma que lleva el diablo. ¡Vaya ritmo para empezar! Las primeras rampas comienzan a los 100 m de la salida por una preciosa calle del pueblo. En seguida pierdo de vista a los primeros, entre los que se encuentran Alfonso, José Javier, Pedro Gracia, Clemente y Pedro Rodríguez.
El recorrido es agónico, no te permite un solo descanso. El pelotón se empieza a estirar y cada uno va cogiendo su ritmo. Durante los primeros 2 km aún puedo ver a Pablo (¡Joder con el cadete como corre!) y a Maria José que van por delante de Mónica. Yo voy un rato con el otro hijo de Pedro Rodríguez, Álvaro, un poco más atrás. No veo a Iván que va por delante de Zazo.
Al rato Álvaro me deja atrás (¡Joder con los niños!) Mientras yo, sin saberlo, voy perseguido de cerca por Pedro Rosado, “el niño de la sidra”. Más atrás las dos Palomas, Alicia y un entregado Dani, al que este fin de semana ha engañado su santa esposa y le ha puesto a correr con la excusa de que son sólo 4 km. Ja! Pero vaya 4 km.
Al final, Dani se lo curró y sin entrenamiento ninguno acabó muy decentemente la carrera.
A mitad de recorrido María y su amiga (espero que perdone que no me acuerde de su nombre), nos animaban al pasar a su lado. Nosotros a lo nuestro, seguíamos mirando hacia arriba, con la vista puesta en la cruz que corona el puerto, que se encuentra entre el Torozo a nuestra derecha y una terrible cicatriz a nuestra izquierda: el monte que se quemó hace dos años. Fue en un incendio que se extendió por parte del Valle del Tietar, mató a varias personas y nos hizo recordar que todavía hay desalmados que siguen provocando incendios. Viendo los árboles quemados tan cerca del pueblo te haces una idea del horror que tuvieron que sentir los habitantes del pueblo viendo acercarse las llamas a sus hogares.
Seguimos subiendo, cruzamos en dos ocasiones la carretera que sube al puerto, pasamos el 2º avituallamiento y nos plantamos en una bajadita suave y corta que precede al repecho final. El calor es agobiante y el grado de humedad nos hace sudar a base de bien. Aunque después nos dijeron que tuvimos suerte, que el año pasado se corrió a 37 grados!!!
Yo que me había ido regulando toda la subida decido hacer mi último esfuerzo y aumento el ritmo todo lo que puedo hasta llegar a meta. ¿A quién veo el primero animandome con una sonrisa de oreja a oreja? Sí, lo habéis acertado a José Javier. Este chico es un cielo animando y entregándose a los demás.
Mientras me como 5 ó 6 rodajas de sandía que nos dan los de la organización, voy recuperando y viendo a los compañeros. Me quito el chip y se lo doy a una chica jovencita de la organización, que tiene unos ojos de gata que deben causar furor entre los chavales del pueblo.
José Javier se acerca a mi y me dice al oído, bajito, con misterio… Tío! Al año que viene no nos van a dejar venir. Yo, inocente le digo, ¿qué ha pasado? Y con esa sonrisa pícara que tiene, me contesta: que no les hemos dejado ningún premio je, je, je…
A pesar de la exageración, JJ no andaba muy descaminado. De 260 corredores, Alfonso 4º de la general (a 10s del podio), Chinoto 5º, José Javier 6º, Pedro Gracia 7º (1er Veterano A), Clemente 10º (9º Senior), Pedro Rodríguez 13º (1er Veterano B), Iván 19º, Pablo 2º Cadete, Zazo 1ª Veterana (3ª chica de la prueba), Álvaro 5º Cadete, Yo mismamente 8º Veterano, Mónica 3ª senior, Pedro Rosado 23º senior, Paloma García 2ª Veterana, Paloma Mallorquín 5ª Senior, Alicia 3ª veterana y Dani que se ganó la botella de sidra que daba Pedro Rosado (¿os acordais? “El niño de la sidra”) al farolillo rojo del grupo.
Después, cómo no, recuperación/hidratación en el bar de la plaza y retirada, cada uno a lo suyo. Un grupete se va a casa (algunos viven/veranean por la zona), otro se va a la zona donde mañana comenzarán una súper excursión al Almanzor por las Canales Oscuras y otros nos vamos a Venta Rasquilla a ver si es cierto que el chuletón de Ávila está muy bueno. Os lo puedo decir… está muy bueno.
Mi grupeta no madrugó mucho y desde Guisando subió a La Mira y pudo disfrutar de unas preciosas vistas del Circo de Gredos presidido por el Almanzor y de Los Galayos. Después vuelta a Madrid.
El balance del fin de semana no puede ser mejor. Buena compañía, buena carrera, buenas viandas, buena excursión al día siguiente, feliz regreso.
¡No se puede pedir más a un fin de semana!
- Muso -